Breakfast in Manila

En general mis desayunos son bastante abundantes, comparados con el promedio. Nada de un café/té y una tostada, no señor. Necesito algo más contundente. Cereales, fruta, tostados, etc. El límite es lo que hay en la heladera, el tiempo que pueda tener esa mañana y las ganas de trabajar más o menos preparando las cosas.

Pero cuando viajo, y está todo ahí a la vista, y lo único que hay que hacer es levantarse de la mesa para ir a buscarlo... ahí hago desastres. Una política "take no prisoners", digamos (y eso que no como ni cerca lo que comía a los 20 años).

Por ejemplo esta mañana. Primer round, arranqué con un plato de huevos y carnes: omelette recién hecho (uno elige los ingredientes), con jamón, champignons y queso. Más unas tiritas de panceta crocante. Más una salchichita con una mostaza especial. Y una tostada para acompañar. Té y jugo de mango del lado de los líquidos.

Segundo round: panificados. Dos medialunas y dos rosquitas o donuts o lo que fueran, con manteca y mermelada, de mango y de ananá. Buenísimo. Otra taza de té y otro vaso de jugo, esta vez de una mezcla de frutas.

Tercer y último round: bowl de cereales de arroz con una banana cortada, todo con yogur natural. Otra taza de té, y le aflojé al jugo porque si no esto se va a descontrolar.

Lo que no me animo es entrarle al lado oriental del buffet del desayuno. Una salchichita, un omelette y un poco de panceta puedo comer, pero ya entrarle al pescado, al arroz, al sushi o a la sopa de camarones a esa hora de la mañana... me parece un poco fuerte. A tanto no creo que llegue.

O sí?